Cuando una pareja decide formar una familia, cada miembro se convierte en pilar fundamental de esa unidad. La pérdida de uno de ellos supone un golpe muy duro para el cónyuge viudo que debe soportar la crianza en solitario mientras siente el dolor de la muerte de su compañero o compañera de vida.
Antes incluso de elaborar el duelo por la muerte de la pareja, el doliente debe afrontar en soledad el cuidado de los hijos que dependen de él. En muchas ocasiones, es tal el vuelco sobre la protección de la familia, que la elaboración del duelo por viudez se deja de lado hasta el punto que la persona siente que no puede superar la muerte de su pareja.
Entre las fases propias del duelo que se atraviesan al perder a un ser querido, la etapa más dura en este caso, posiblemente, es la reorganización de la vida propia cuando además, hay hijos que han perdido una de sus figuras de referencia.
Lo que puede resultar sencillo para unos, no lo es tanto para otros. En la elaboración del duelo es muy importante dejarse ayudar por las personas de nuestro entorno, sentir su apoyo levanta el ánimo y nos hacer ver que no estamos solos. En este proceso es necesario respetar cada emoción que sentimos para llegar a aceptar lo que nos está pasando, por lo que es necesario que nuestro entorno familiar y amistoso comprenda nuestro dolor.
El tiempo establecido para elaborar el duelo es el que cada persona necesite. El doliente tiene su propio tiempo para poder ir avanzando entre las etapas y las fases emocionales del proceso de duelo y no debe meterse prisa, pues esto sería contraproducente y podría desembocar en un duelo sin resolver o en un duelo ausente, aquel que no avanza.
Debido a que la persona que ha sufrido la pérdida de su pareja se hace cargo primero de otras cuestiones y situaciones como el sacar adelante a su familia y la crianza de sus hijos, es posible que se dé el tipo de duelo retardado o congelado que es aquel en el que se pospone. Posiblemente el proceso de duelo dará inicio cuando el doliente sienta que ha cumplido con esa atención.
Cuando en el seno de la unidad familiar se produce una muerte, las reacciones emocionales son altamente intensas, esto influye mucho en niños y adolescentes ya que al dolor de haber perdido a uno de sus progenitores, se suma el malestar de la otra figura paterna o materna que está pasando por su propio proceso de duelo.
Cuando los niños son pequeños, es posible que su tristeza tenga origen en el ambiente que le rodea, más que en la propia pérdida. Debemos prestar atención a esta actitud y dejarles espacio para que expresen sus emociones, sean cuales sean, de esta manera les estaremos ayudando a elaborar su duelo, a sentirse acompañados y atendidos.
Si los hijos se encuentran en la etapa de la adolescencia, deberemos darles mecanismos para que diariamente den rienda suelta a su dolor de manera que se pueda ir atenuando la intensidad de estos sentimientos.
Fuente: https://www.grupoasvserviciosfunerarios.com/apoyo-duelo/blog/crianza-tras-la-muerte-de-la-pareja
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